A menudo surge la duda de si como mujeres es mejor tener un hombre mentor o una mujer. Independientemente del género de la persona, hay que valorarlas primero las habilidades y el background de la persona, sin embargo es cierto que un factor determinante es la afinidad que podemos crear con nuestro/a mentor/a y aquí el factor género sí que es determinante.
4 motivos por los que las mujeres suelen preferir otras mujeres como mentoras:
1. Un hilo de sororidad.
La complicidad que se crea al haber vivido experiencias parecidas derivadas de los sesgos de género facilita la confianza en la relación. » Yo también he sufrido discriminaciones». Cuando compartes situaciones laborales que la otra persona también ha vivido derivadas de los sesgos, se encuentran puntos en común que ayudan a crear relaciones más sólidas y cooperativas.
2. Hablar en el mismo idioma.
El estilo de comunicación suele ser parecido y de más fácil entendimiento. Las mujeres solemos comunicarnos de forma circular y dando mucho valor a los sentimientos, sin miedo a mostrarnos vulnerables. Es un estilo propio derivado de la socialización de género. Esto hace que haya una línea directa que facilita la comunicación entre mujeres, en general.
3. El efecto espejo.
Se genera un efecto espejo, ya que cuando una comparte situaciones vividas el resto se siente identificada. Esto facilita la empatía y la inteligencia emocional para poder dar mejores soluciones apalancadas en la experiencia.
4. Referentes creíbles.
Se crean referencias más afines y empoderadoras para lanzarse a tomar acción. «Si ella ha podido, yo también.»
Se puede experimentar de primera mano, historias de mujeres que lo han logrado y así ampliar las expectativas de cada una gracias a los logros compartidos.
En resumen, las mujeres suelen preferir mentoras ya que ven en ellas ejemplos inspiradores y cercanos para proyectar su carrera profesional hacia el éxito.
¿Y a ti? Te gustaría conectar con otras mujeres para hacer mentoring.
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